Fue el número tres del Cártel de Sinaloa. Fue considerado como uno de los criminales más buscados de México.
Llegó a Guadalajara a principios de los años noventa de la mano de otro narco: Armado Carrillo Fuentes, el señor de los cielos, a principios de los años noventa. Se dedicó al tráfico de cocaína y metanfetaminas.
Para 1993 cayó preso cuando fue detenido con un cargamento de droga. Irónicamente sus enemigos le pagaron un abogado y salió libre. Meses después, el comandante que lo detuvo fue cobardemente asesinado.
En algún momento la sociedad de Guajalajara llegó a creer que su presencia los protegía de la incursión de otros cárteles, como los Zetas.
Fue apodado como «el rey del cristal». Vivía en la lujosa zona de Colinas de San Javier en Zapopan. Paseaba en Plaza Andares, visitaba un restaurante de Alejandro Fernández, todo ello mientras conducía su vehículo preferido: un BMW negro blindado.
Hacía creer a la gente que era un próspero empresario.
Murió en un operativo militar en Guadalajara en julio de 2010.
No supo que iban por él hasta que el Ejército estaba encima de él. Cuando reaccionó, rompió un ventanal e intentó huir por el jardín de su casa de seguridad, en la que tenía viviendo dos semanas con el pavor de ser detenido. Acorralado corrió de regreso a la casa, intentando herir a sus captores.
Sin embargo bastó un solo tiro de los militares para que muriera.
El «cantante» Fidel Rueda le hizo un corrido en 2008, en el que exaltaba su valor y su pelea contra la autoridad:
Soy coronel natural de la sierra / de mi padre lo he heredado / ese atuendo que usted trae, mi teniente / el gobierno se lo ha dado / no siembre más remolinos, teniente / que van a volar sombreros / yo le aconsejo que siga el camino / y busque a sus gavilleros.
Las Verdades del Narco 
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